Historias en el tintero
¡¡ Bienvenidos !!
Historias en el tintero es un espacio creativo por el puro placer de compartir mi gusto por la escritura. Aquí encontraras aquellas memorias de historias ya escritas por mí, nuevos proyectos y parte de narraciones que empiezan a formarse. Como no se puede ser escritor sin ser buen lector también compartiré algunas reseñas o datos curiosos de los libros que me van acompañando en el día a día y que espero, en algún momento, puedan serte de utilidad.
Todo el material que se muestra en este sitio es de mi autoría. En casos donde se comparta algo ajeno a mi pluma se compartirá la fuente y el autor del mismo.
Ya te conté qué es este sitio y ahora te cuento quien soy yo. Mi nombre es Rocío Ávila y tengo un libro de cuentos publicado, una novela por publicar y muchas cosas que compartir. Escribir es una de las cosas que más me gustan en la vida y que disfruto enormemente. Espero que te animes a leerme y te invito a comentar conmigo.
Antes de despedirme (por ahora) no me queda más que agradecer tu tiempo y tu atención a este espacio e invitarte a recorrer el sitio, seguro encontrarás algo que te guste. Hasta pronto.
NOTAS Y APUNTES
Este es el inicio...
... de una serie de notas y apuntes con los compartiré algunas ideas sobre escribir y sobre todo aquello que rodee mi proceso de escritura. Son opiniones completamente personales, tengo claro que estos tipos de procesos son diferentes para cada uno de nosotros, y me da ilusión compartirlos contigo. Siéntete en la libertad de opinar, preguntar, aportar lo que quieras. Pongo empeño en contestar todo lo que llega a mi buzón o a mis redes sociales. Si quieres saber cuales son los medios por los cuales podemos comunicarnos te sugiero revisar la pestaña de contacto.
Índice
¿Y si nadie sale herido?
Conversemos sobre Agatha Christie y las modificaciones a sus textos.
Introducción
El 27 de marzo (2023), amanecimos con la noticia de que la editorial Harper Collins ha decidido ser políticamente correcta y según se cita[1]: “se eliminaron insultos o referencias étnicas” de la obra de la famosa y reconocida Agatha Christie. Lamentablemente este tipo de comunicados no es una novedad en los últimos años. Basta mencionar, aunque este no sea un caso étnico, a Ian Fleming con su gran personaje James Bond para que todos sepamos de qué se está hablando.
Una de las paradojas más grandes de nuestro tiempo es ver cómo teniendo medios de información más accesibles para todos, una parte importante de la sociedad ha optado por cerrar ojos y oídos a la realidad. Está claro que la también llamada “mentira emotiva” quiere, de un manotazo, borrar la historia. Enfocados en el caso de la señora Christie, recordemos que su novela “Diez negritos” ya había sido víctima de las modificaciones en su versión estadounidense para la televisión. Se cambió el nombre original a And Then There Were None para no herir la susceptibilidad de nadie. De inicio suena bien pero si nos detenemos a pensar un poco más y consideramos el principio de que toda acción tiene una consecuencia surge una interrogante: ¿qué pasa si “nadie” sale herido?
Ahora son soldados
La humanidad ha avanzado mucho desde su aparición en el planeta, ha tenido periodos de gran crecimiento y episodios negros que no son gratos ni a la memoria ni al entendimiento de nadie, sin embargo, son de gran importancia para comprender quiénes somos y a dónde vamos. Cuando no queremos que alguien salga herido por el pasado la solución no es borrar los acontecimientos de la memoria colectiva. Tampoco es correcto modificarlos o negarlos porque lejos de solucionar algo se crean dilemas más complejos por estar basados en mentiras o verdades a media. Por eso es tan importante el caso de Agatha Christie y su obra. Son un ejemplo vivo y actual de lo que estamos viviendo para que nadie salga herido. En la obra de “Diez negritos”, se ha cambiado el nombre del poema que da origen a la trama de la novela, sin embargo, la alta sensibilidad que se vive actualmente ha impedido notar que nada ofensivo hay en dicho poema. James Prichard, bisnieto de Agatha Christie, es el promotor de este cambio y no solo ha modificado el nombre de la novela (en algunos países ahora se llama “Eran 10”), sino que ha sustituido la palabra "negrito" por “soldado”. Por supuesto, este poema o canción infantil nunca tendrá el mismo impacto.
Los tiempos actuales nos piden ser “políticamente correctos” y respetar las diferentes ideologías que crecen en estos tiempos, pero también están acabando con la libertad de expresión porque si alguien tiene el valor de llamar las cosas por su nombre acaba siendo víctima de un linchamiento colectivo. La cultura de la cancelación no conoce piedad y está dispuesta a ser aplicada a la menor provocación. Se cancela al que no opina como uno espera, a los temas que incomodan, pero lamentablemente no queda claro el criterio para saber qué temas son los que levantan ámpula. Los que censuran a unos son los mismos que aplauden a otros por el mismo tema.
¿Qué les vamos a decir?
Hoy, al parecer, no es importante la realidad, sino las emociones. Lo malo de vivir en el extremo es que se tiende a nulificar todo lo valioso que queda en medio. Cuando solo importa lo que “alguien” siente, se pierde objetividad y capacidad de raciocinio. Las emociones son importantes, pero lo es más es no dejarse dominar por ellas. Nada bueno resulta de eso.
Los eufemismos que muchas veces se utilizaron para no ser tan burdos en el habla cotidiana ahora son las palabras exigidas para suavizar cosas cuya relevancia histórica y cultural debe ser conocida. ¿Cómo vamos a explicar a las generaciones futuras los éxitos logrados por las mujeres en la historia si cambiamos aquellos textos que nos muestran la opinión desfavorable que sobre ellas tenía una sociedad determinada en un momento específico? ¿Dónde va a quedar la relevancia de un presidente negro cuando se borra de los libros las diferencias y aberraciones que étnicamente han tenido que vivir a lo largo de la historia personas con estas características? Estas generaciones, con piel sensible, quieren demostrar respeto y justicia para quienes ellos consideran víctimas de la historia y sin embargo lo que están demostrando es que su educación y su nivel cultural deja mucho que desear. En lugar de defensores, se están convirtiendo en atacantes de esos grupos que por siglos han luchado para hacerse un lugar digno en la sociedad. Están menospreciando los esfuerzos que tanta gente ha hecho por romper esquemas y modificar patrones dañinos y enfermizos.
No solo ellos
Es cierto que no toda la culpa es de este sector de la sociedad que lucha por modificar la historia. Las editoriales y nosotros mismos, como lectores, tenemos una responsabilidad que, en muchos casos, no se quiere tomar. No es la primera vez que se reconoce que el mundo editorial es un negocio y que debe ser respetado como tal, sin embargo, ¿hasta dónde es correcta su permisividad? Como consumidores de historias debemos respetar todas esas obras, sean de nuestro agrado o no, que dan testimonio de lo que ha vivido la humanidad. Respetemos esta evolución para no perder de vista lo que hemos avanzado y lo que todavía tenemos por hacer. Dejemos de ser “lectores sensibles” para convertirnos en lectores analíticos y con capacidad de discernimiento.
MRAU/29032023
Grande editoriales vs. pequeñas editoriales
¿Es justa la competencia?
En general, en cualquier medio comercial, una de las preguntas que ronda en la cabeza de muchos es: ¿la competencia está siendo justa? El mundo editorial no es diferente y en estos días podemos leer dos noticias interesantes al respecto.
La primera, y quizá la más notoria, fue el apoyo que está presentando el escritor Stephen King contra la fusión de dos grandes editoriales: Penguin Random House y Simon & Schuster. Si estas dos editoriales se unen, no solo perjudicarían las carreras de algunos de los autores más populares, sino que serían ellos los que determinarían libremente el pago para los escritores, sin contar que acabarían con muchas editoriales medianas y pequeñas. Actualmente se encuentra el juicio para evitar esta fusión, todavía falta ver cómo termina la historia.
La segunda noticia se deriva de la próxima publicación (el 10 de septiembre de 2022 en Japón) del último libro de Haruki Murakami. Resulta que el libro está en preventa en todo el mundo, sin embargo en Japón ya se vendió el 90% del primer tiraje. El dato interesante, porque en realidad a nadie sorprende que Murakami tenga una preventa exitosa en cualquier parte del mundo, es por qué la librería más importante de Japón, Kinokuniya, compró esta cantidad de libros. La intención de la librería es surtir a sus más de sesenta tiendas en todo el país, además de pequeños distribuidores y librerías independientes. ¿El propósito de esto? Fortalecer la industria que apoya la venta del libro en físico en su lucha contra los gigantes como Amazon que cuentan con versiones en papel y digitales de casi todos los libros que venden.
Mientras escribo, viene a mi mente una escena de la famosa película Tienes un email (You've got mail en su título original) con Tom Hanks y Meg Ryan. SPOILE ALERT: En ella la protagonista Kathleen entra a la nueva sucursal de la gran librería que la llevó a cerrar su pequeña librería, lo que en algunos lugares llamarían "librería de barrio". Observa todos los servicios adicionales que presta esta cadena además del objetivo básico de vender libros y, sin palabras, reconoce que lo que ella ofrece en su librería no puede competir. FIN SPOILER ALERT. Ella ofrece calidez, trato personalizado y todo la experiencia y conocimiento de pertenecer al mundo literario, pero eso lleva un costo, simbólico y literal: los libros que ella ofrece son más caros. El gran gigante en el mundo editorial puede llegar a más gente a un costo menor. La pregunta sigue estando en el aire: ¿es justo? Me parece que será una de esas muchas interrogantes en las que no podremos ponernos de acuerdo. Lo que sí podemos tener en cuenta es que por muy "romántico" que sea escribir, por muy idealizada que esté la profesión (escritor, editor, vendedor de libros y un largo "etc." ), el mundo literario también es un negocio. Los tiempos cambian y hay que adaptarse a ellos de la mejor manera, pero eso implica que, como lectores, también estemos informados y seamos partícipes activos de estas innovaciones. No solo los escritores se verán castigados con el control de sus salarios. Sin competencia también el precio de venta de los libros, y quizá lo que leamos, estará en la decisión de unos cuantos. Al final la pregunta sigue en el aire: ¿es justo lo que está pasando?
*MRAU 03/08/2022.
La pregunta es: ¿qué leo ahora?
A veces, escoger nuestra siguiente lectura es toooodo un tema. Aunque tengamos una pila de libros esperando por nosotros, no siempre estamos de humor para empezar con el siguiente en la lista. ¿Te ha pasado?
No se trata sólo de definir el tema o el género, a veces es abandonar por completo nuestras lecturas típicas para dar comienzo a nuevos temas. Como personas evolucionamos y nuestras lecturas lo hacen con nosotros. Quienes alguna vez leímos romance principalmente quizá ahora estemos enfocados en libros de acción... o viceversa. No hay nada escrito en gustos y menos en los gustos literarios, sin embargo, el tema no se basa en una situación espontánea. Muchas veces, con el paso del tiempo, nuestras experiencias van exigiendo que leamos cosas que alimenten nuestro espíritu y mente de forma diferente a como lo veníamos haciendo hasta ese momento. A veces es algo tan sutil que no nos detenemos a paladear la experiencia.
La lectura nos alimenta, pero también nuestra vida da energía a lo que leemos. Conozco mujeres que leían cada chick lit* que caía en sus manos, pero que tras un divorcio no pueden más con el tema. Me parecen atractivos, especialmente, esos casos donde la vida se torna difícil para el lector y entonces busca historias que lo cimbren, que lo saquen de su zona de confort, que lo dejen pensando días después de terminada su lectura como si de ella obtuviera el valor o el apoyo que requiere en la cotidianidad. Cuando leemos, no solo nos quedamos con lo que el autor quiere contarnos, nosotros también dejamos un poquito de nosotros en cada lectura. Leer tiene muchos beneficios para quien lo hace y uno de ellos, si es el libro adecuado para nuestro momento de vida, es que se crea una relación muy estrecha, diría hasta casi espiritual entre el libro y su lector.
¿Tienes un libro que haya marcado un momento especial en tu vida?
*Chick lit es el nombre dado a un tipo de narrativa cercana al género de la novela romántica. MRAU*12072022
¿Compartir una reseña
negativa o no?
Todos hemos leído una reseña y estaremos de acuerdo en decir que existen de todos tipos: algunas muy críticas, otras llenas de “spoilers”, una que otra llena de halagos sin sentido y otras increíblemente bien elaboradas que nos hacen, no solo querer leer más, sino querer aprender más de un tema en especial. Una reseña es un análisis crítico de una obra, pero irónicamente, no es suficiente. También es importante el autor de la reseña, su gusto, sus experiencias de vida y sus intenciones, conscientes o inconscientes. De aquí nace una pregunta: ¿es válido que el autor de dicho artículo ponga su corazón o su hígado en su opinión sobre un libro?
Muchas veces nos hemos enamorado por adelantado de libros gracias a sus reseñas y cuando los leemos, nos quedamos pensando si no sería otro el libro el que leímos. En el caso contrario incluso genera molestia. Algunos libros, no necesariamente bien escritos (técnicamente, al menos), cuentan con un grupo de admiradores que son capaces de todo por defender dicha obra. Hoy es normal leer en las redes sociales o escuchar en cualquier canal de Youtube a alguien justificar su disgusto por un libro ante el temor de ser masacrado por las masas.
En mi opinión personal, una buena reseña consta de dos partes, no necesariamente separadas entre sí. Una, muy valiosa y necesaria, donde se ubique al lector en qué va a leer. Si es un libro escrito antes del movimiento feminista o después de él, por ejemplo. El tipo de narrador, si los personajes están bien creados o son inverosímiles, algunos conceptos que ayuden al lector a sacar jugo del libro que aspiran a leer.
La segunda parte es la opinión personal del autor de la reseña. Una opinión sincera pero despojada de falsas pasiones, para bien o para mal. No me parece justo “liquidar” a un autor porque su estilo de escribir nos parece cansado ni ensalzar a alguien porque es el libro de moda. Conocemos bastantes historias de libros para adolescentes, por ejemplo, que no solo carecen de calidad literaria sino que promueven valores bastante discutibles y, sin embargo, gustan a mucha gente.
Hay quien prefiere no escribir nada sobre un libro si no tiene nada bueno que decir. De todas, quizá esta me parezca la opción menos recomendable. Considero que el arte de las reseñas y su valor están en la capacidad de mezclar las dos partes antes mencionadas. Por supuesto que es importante la opinión de quien reseña, su calidad como lector y sus gustos, pero el arte está en encontrar ese punto de equilibrio donde podamos conocer una obra al mismo tiempo que podemos confiar en el criterio de quien la recomienda o no…
Una de las muchas cosas positivas de la literatura es que es una misma obra puede llegarnos de diferentes maneras. Libros que hoy nada tienen que ver con nosotros, con nuestro momento de vida presente, mañana pueden ser nuestros libros de cabecera. Este es otro punto importante dentro de una reseña. Comentar desde qué ojos se está leyendo para que el lector pueda decidir el momento ideal para hacer su lectura.
Este es un tema de mil caras y quizá no llegaremos a ponernos de acuerdo en qué tan personal debe o puede ser una reseña, si es válido “deshacer” un libro porque no nos gustó, sin embargo, lo que sí podemos hacer es seguir leyendo reseñas, novelas, ensayos, poesía, todo lo que nos guste. Consideremos lo que nos recomiendan o no en una reseña, pero no dejemos que eso limite nuestra actividad lectora.
MRAU*25/06/2022